¿Y EL AMOR?

Todos quienes trabajan en educación hoy en día pasan buena parte de su tiempo participando de la planificación en sus distintos niveles. Desde lo que puede ser un plan nacional, hasta la maestra que planifica su clase de la próxima semana. Todo esto está muy bien, no cabe duda ¿Cuál es el pero? Como en todas las cosas llevadas al extremo, cuando la planificación, las metas, las competencias, los contenidos, los objetivos transversales, los ejes y tantos otros conceptos teóricos pasan a ser ídolos, se pierde la esencia de lo humano. Pasa con los fanatismos de cualquier tipo: políticos, religiosos, económicos. Las lecciones de la historia y las noticias cotidianas lo demuestran.

Hay un libro maravilloso de Humberto Maturana y Francisco Varela —dos de nuestros más preclaros pensadores— que lleva por nombre: El árbol del conocimiento. Es ciencia. No sé bien Seguir leyendo