En tiempos de caída, no tan solo de las ideologías y utopías, sino de héroes, reemplazados por los efímeros fantasmas de las pantallas, en un verdadero escaparate de cambalache, nuestros grandes héroes nacionales han sido objeto de un fuego cruzado que termina por mostrarlos —¿O desnudarlos sería más preciso?— con todas sus miserias y maldades Seguir leyendo