PERSONAJES:
JOSÉ, EL CARPINTERO
EL MILLALOBO
LA SEÑORA LUNA
EL SEÑOR CARACOL
EL LOCO SEÑOR LOCO
EL GRAN SEÑOR PICOROCO
EL SOLEMNE, SABIO Y SOMNOLIENTO SEÑOR BÚHO
LA PRIMA DONNA SEÑORA GARZA
LAS GENTES DEL BORDEMAR
LAS OLAS
INTRODUCCIÓN EN FORMA DE MINGA
CORO DE LAS GENTES
Vamoh a hacer la minga
construyamos casas
brazos de chilotes
pa afirmar las basas
//: Minga de todos, minga de todos
a trabajar codo a codo ://
Tallemos tejuelas
con madera noble
y labremos vigas
con antiguo roble
Armemos ventanas
frente al mar enorme
y encendamos fuego
pa’ apagar la noche
//: Minga de todos, minga de todos
a trabajar codo a codo ://
ESCENA I
JOSÉ EL CARPINTERO y EL MILLALOBO
El carpintero furioso enrostra su actitud a las olas.
JOSÉ
Olas del mar traicioneras,
Hijas de Coicoivilú,
Dejen armar nuestras casas
Con ventanas a la luz.
Necesitamos el techo
Que el invierno se aproxima.
Necesitamos paredes
Y el fogón de la cocina.
Déjennos olas malvadas
Cubrirnos del temporal
Guardar las papas secretas
Y el fuego de nuestro hogar.
De entre las olas aparece el Millalobo
MILLALOBO
Carpintero deslenguado,
Cuida lo que vas diciendo.
A las olas no las culpes
De que el agua va subiendo.
JOSÉ
¿Quién eres tú, creatura,
Que tienes facciones de hombre
Y el pelo largo y dorado
Como un lobo de oro y noche?
MILLALOBO
Yo me llamo Millalobo,
Señor de todos los mares.
Nací de un lobo marino
Y una mujer es mi madre.
Es mi esposa la Huenchula,
Que es hija de la Huenchur,
Famosa machi en Cucao
Y en toda isla del sur.
Con mi esposa, la más bella
Entre todas las mujeres
Concebimos a tres hijos
Para que por el mar velen.
La mayor es la Pincoya,
Diosa de los bordemares.
Téngala grata los hombres
Y tendrán peces y panes.
El segundo es el Pincoy,
Que es el que siembra mariscos
Entre las rocas brillantes
Y el cochayuyo extendido.
La menor es la sirena,
Que castiga al atrevido
Que enfila su leve lancha
Por los canales prohibidos.
JOSÉ
El asombro boquiabierto
Me ha dejado aquí en la playa.
Si eres señor de los mares,
No dejes subir las aguas,
Que las casas que armo ahora
Las mareas me desarman.
MILLALOBO
Eres un hombre ignorante.
¿No ves los hilos que amarran
A doña señora Luna
Con las olas azuladas?
JOSÉ
Los he visto. Son tan tenues
Como espejismo de araña,
Que nunca supe de veras
Si eran verdad o fantasmas.
MILLALOBO
Ahora ya los conoces.
Y es con ellos que la dama
Luna, de cara empolvada,
Baja y resube las aguas
Cuando andando por el cielo
Se muda de gorda a flaca.
Tú no culpes a las olas
Sino a la luna plateada.
Dando un gran coletazo que empapa al carpintero, el Millalobo se hunde en las aguas.
ESCENA II
JOSÉ, solo.
JOSÉ
Suspenso quedo en la orilla
Y esperaré que la luna
Muestre su disco de plata
En la oscuridad nocturna.
ESCENA III
JOSÉ y LA LUNA
El carpintero espera la luna. A lo lejos se escucha el acordeón de don Fili. Anochece y lentamente aparece la luna llena.
JOSÉ
¡Oye, reina de la noche,
Mudadera cual mujer,
Quiero hablarte de unas cosas
Que necesito saber!
LA LUNA
Yo corro por mi camino
Persiguiendo al astro rey,
Que es mi esposo y no es mi amante
Como debería ser.
Cuando duermo él se despierta
Y yo no lo puedo ver.
Y cuando yo estoy despierta,
Él se ha dormido otra vez.
JOSÉ
Luna encanto de las aguas,
Farol de la noche leve,
Párate en ese ramaje
Que una respuesta me debes.
LA LUNA se engancha con sus hilos de plata en un árbol deteniéndose.
LA LUNA
¿Quién eres que dando voces
A preguntarme te atreves?
JOSÉ
Yo soy José Carpintero
Y hago casas a las gentes,
Pero los mares subiendo
Me las inundan aleves.
LA LUNA
¿Y qué podría hacer yo
Para cambiar esas leyes?
JOSÉ
Cortar los hilos que tiran
A las mareas crecientes.
LA LUNA
Tú me pides imposibles,
Carpintero de la gente.
Con esos hilos me afirmo
En mi camino celeste.
Y si los corto, en lo oscuro,
Me perderé para siempre.
JOSÉ
¿Y que hago yo con mis casas
Que se hunden de repente?
LA LUNA
Chau Dios hizo el cielo enorme
Y en él, Él puso los astros.
En el mar los pececillos
Y mariscos delicados.
En tierra pintó los árboles
Y las flores de los campos.
Cada quién dará sus frutos,
Como dice el Libro Santo,
Y para dar esos frutos
Con una virtud fue dotado.
A unos aguda vista,
A otros un bello canto,
A unos les dio el sabor
A otros les dio el olfato.
Al hombre le dio el ingenio,
Deslumbramiento del sabio,
Que esforzando su cabeza
Puede curvar lo cuadrado,
Hacer derecho lo chueco
Y remendar lo estropeado.
Tú, carpintero, eres hombre,
Y con tu ingenio y trabajo
Podrás resolver aquello
Que te tiene trastornado. (Los gallos llaman al día)
Ahora debo marcharme
Presurosa entre los astros
Que el alba de rododendro
Me despide con sus gallos.
LA LUNA desengancha sus hilos del árbol y continúa su camino por el cielo.
ESCENA IV
JOSÉ, solo.
JOSÉ
La gente no quiere
Vivir alejada
De su bordemar.
Se inundan las casas
Si yo las construyo
Muy cerca del mar.
Si al campo las llevo
Entonces las redes
No pueden pescar.
Es serio el problema
Que debo ahora mismo
Con juicio arreglar,
Cual dijo la luna
Con sabiduría
En su conversar.
Cual hombre prudente
Me haré aconsejar
Por todos aquellos
Que quieran contar
Como hacen sus casas
Para habitar.
ESCENA V
Aparece un caracol con su casita de rosca a cuestas. Conozco un niño que se llama Ito y que ama y admira las casitas de rosca de los señores caracoles.
JOSÉ y EL SEÑOR CARACOL.
JOSÉ
¡Qué cosa oportuna!
¡Quién viene a pasar!
Ya llega un experto
Que puede ayudar
¡Señor Caracol!
Que sabe de hogar:
¿Cómo hago las casas
Que ha de habitar
El pueblo chilote
Al lado del mar
Sin que ellas se inunden
Cuando hace el pleamar?
CARACOL
Muy fácil, pues hombre:
Que carguen sus casas
Lo mismo que yo.
Si suben las aguas,
Arrancan pa’l cerro
Si bajan las aguas,
Sus casas a cuestas,
Las vuelven al mar.
JOSÉ
Me temo que aquello
Hacer no podrán.
CARACOL
¿Por qué, digamé?
JOSÉ
¡Porque no podrán!
Es que no se puede
La casa cargar;
Subirla pa’l cerro
Volverla a bajar.
CARACOL
¿Y qué es lo que yo hago?
¿No cargo mi casa
En toda ocasión?
JOSÉ
Sí, claro… Verá
No es nada de fácil
Subir y bajar
Con la casa a cuestas
CARACOL
Se acostumbrarán.
Ya ve que nosotros
Lo hacemos sin más.
JOSÉ
Es… cómo decirle…
No lo tome a mal,
Es un poco lento
El su trasladar
Y con la marea
Se nos mojarán
Las cosas que deben
Muy secas estar.
CARACOL
¡Apuros! ¡Apuros!
¡Van siempre apurados
Los hombres! ¿Por qué?
Que rara es la gente.
Les falta ser prácticos.
Y ahora, José,
Me tengo que ir,
Que tengo un negocio
Que debo cumplir.
Sale “rápidamente”
ESCENA VI
JOSÉ, solo.
JOSÉ
Casi me pongo violento
Con este señor tan lento.
Necesito otro ser vivo
Que no sea tan pasivo.
Llamaré al señor Loco
Que aunque tiene malo el coco
Con una idea genial
Podría acabar el mal.
Porque llamamos locura
A una especial cordura.
Y ha habido locos de atar
Que han podido idear
Las mejores soluciones
Apelando a unas razones
Que nadie ha hilvanado
Con lo dado por sentado.
¡Señor Loco! ¡Señor Loco!
ESCENA VII
JOSÉ y EL LOCO SEÑOR LOCO
LOCO
¿Quién me llama poco a poco?
JOSÉ
Soy José, el carpintero.
LOCO
Lo saludo muy sincero.
¿Qué puedo hacer por usted?
JOSÉ
Señor Loco, la merced
Que quiero pedirle yo
Es problema que surgió
Cuando nos inunda el mar
El fuego de nuestro hogar.
¿Cómo hacer en armonía
Una casa en bordemar
Guardando la relación
Entre la gente y la mar
Y sin temor que las olas
Todo vayan a inundar?
LOCO
Deja pensar un instante
Desarrollando el talante.
(Piensa con locura. Echa humo. Hace cabriolas.)
Está mal si yo lo digo,
Mas ¡Soy un genio mi amigo!
Pongo fin a esta cuestión
Trayendo la solución:
Hace una casa al revés
Y así podrás una vez
Tenerla como una caja
Cuando la marea baja;
Y si la marea sube,
La pones cara a las nubes.
Y si otra vez la marea
Con sus aguas te lesea,
La das vuelta nuevamente
Y navegas proa al frente.
JOSÉ
Hay un algo que no eludo
Y no es problema menudo
Y con lo muebles ¿Qué hago?
LOCO
No es necesario ser mago
Pa arreglar esta cuestión
Que es de fácil solución.
Por ejemplo, pa que entiendas:
Tú tendrás que tener sendas
Camas en el piso y techo.
Ya está listo, ya está hecho.
Y así, al dos camas tener,
Siempre podrás escoger.
Ves la cosa es muy sencilla:
Arriba y abajo sillas;
Mesa al techo, mesa al piso,
Para servirse los guisos
Según sea la ocasión
De la marea en cuestión.
Solucionado. Está hecho.
Muy bien hecho, hecho cochecho.
Sale dando cabriolas
ESCENA VIII
JOSÉ, solo.
JOSÉ
En nada me ha ayudado
Este loco desatado,
El loco del señor loco.
Preguntaré al picoroco
El que vive en su castillo
Que si él construyó su torre
Debe ser gran arquitecto.
(Llamándole)
¡Oiga, señor Picoroco!
¿Podría hablarle un momento?
ESCENA IX
JOSÉ y EL GRAN SEÑOR PICOROCO
Aparece el picoroco. Es un gran señor, noble arquitecto, muy estirado, viste un elegantísimo traje blanco muy almidonado.
PICOROCO
¿Qué deseas, hombrecito?
JOSÉ
¿Podría darme un consejo?
PICOROCO
No faltaba más, buen hombre.
Poco tiempo tengo. Empero,
Siempre encontrará en mí
Ayuda el menesteroso.
JOSÉ
Ya, no le ponga tampoco.
Usted es famoso arquitecto,
Su castillo lo demuestra
Asombrando al mundo entero.
PICOROCO
Cuidado se ha de tener
Con lo frágil cual el viento.
Lo delicado requiere
El velo del duro acero.
El sentimiento elevado,
Como el leve pensamiento,
La delicada emoción
Han de cuidarse con celo.
Si tus flores son de aire,
Si tu jardín es de sueño
Y lo habitan las hadas,
Protégelo con el hierro.
JOSÉ
Yo quería preguntarle
Como hago construyendo
Las casas del bordemar.
PICOROCO
Es un problema molesto
El que vienes a plantear.
Mas con recto pensamiento
Ya te podré ayudar.
Tus casas debes armar
Como castillos de cuento,
Con dura piedra sillar
Y las almenas al viento.
Así, si el agua subiendo
Quisiera ofender la noble
Familia que allí habite,
Podrán escaparse yendo
A lo alto y en la de roble
Mesa gozar del convite.
JOSÉ
Señor arquitecto, ¿Cree
Que pescadores chilotes
Podrán construir castillos
Con el fruto de sus botes?
PICOROCO
Señor Carpintero, usted
Me ha pedido una respuesta
Para un problema puntual.
Se la di. Si le molesta
Podré reparar la ofensa
En el campo de la gesta,
Donde por nuestro honor
Nos jugaremos la testa.
JOSÉ
Está bien, no es para tanto…
PICOROCO
Tenga usted muy buenos días.
Quedo a su disposición,
Hombrecito…
Sale muy digno y tieso en su calcárea vestimenta.
Escena X
JOSÉ
No me queda más remedio
Que despertar a don Búho,
El sabio que por las noches
Mira el mundo y, aunque oscuro,
Con sus ojos tan sagaces
Descubre todo lo oculto.
(Se aproxima al viejo tronco, morada del señor Buho.)
Aunque me arriesgo un regaño…
¡Señor Búho! ¡Señor Búho!
EL SEÑOR BUHO
(Asomándose somnoliento e irritado.)
¡Quién es el impertinente
Que viene a turbar mi sueño!
JOSÉ
Discúlpeme, señor Búho,
Soy yo, José el carpintero.
Tengo un problema muy grave
Que, sin duda, en un momento
Resolverá usted y luego
Me retiraré en silencio
Y le dejaré durmiendo.
El SEÑOR BÚHO
Me cae igual mal ¿Y cuál
Es el asunto que tengo,
Según tú, que resolver
Tan importante que, ciego
De luz, debo interrumpir
En mitad del día mi sueño?
JOSÉ
Ruego a usted que no se enoje
Y me escuche muy atento.
Se trata del mar que inunda
Con sus mareas las casas…
EL SEÑOR BÚHO
(Interrumpiéndole.)
…Y la gente no desea
Vivir muy lejos del mar.
Ya conozco ese problema:
El pez quiere ser caballo,
El matapiojos ballena,
El gusano pejegallo,
La libélula, sirena;
El cisne quiere ser sapo
Y el escarabajo, anémona
El bajo quiere ser alto
Y la rubia ser morena;
La cereza ser zapallo,
La huesuda ser rellena;
El gordo quiere ser flaco
La fea quiere ser bella,
El tordo quiere ser blanco,
Y quien más, quien menos, sueña
Ser cosa distinta y, claro,
Tener una forma ajena.
Por lo tanto es muy difícil
Que todos estén de acuerdo
Y lo que puedo decirte
Es sólo un simple consejo.
A doña Naturaleza
Tendrás que observar atento:
Tendrás que mucho mirar
Para poder al fin ver.
Y ahora, con tu permiso,
Me vuelvo presto a mi sueño
Y recuerda mi consejo
Y atinarás carpintero:
Tendrás que mucho mirar
Para poder al fin ver.
Bosteza y con los ojos casi ya completamente cerrados vuelve a su tronco. José mira el cielo el mar y la tierra con renovada y profunda atención. Una garza blanca, prima donna de los ballets acuáticos, se para en el bordemar con las patas metidas en el agua.
¡La casa, la garza,
La garza, la casa!
¡La casa con patas,
Con patas de garza!
Será el palafito
Chilote morada
Y desde muy lejos
Vendrán a mirarla.
Las gentes del pueblo construyen los palafitos chilotes en el bordemar en el que se refleja la luna, acompañados por el crecendo del coro en forma de minga.