KALLFÜ CHAW ÑI ÜL (El canto del padre azul)

 

Acotación capital:

Este texto está escrito para ser representado en un espacio en el cual no haya separación entre el público y las acciones. El autor quiere que los niños tengan participación en la construcción de este mundo. Un gimnasio, un aula, la nave abandonada de una fábrica, un espacio abierto. Los lugares que trabajadores anónimos de la escena han sacralizado en todo Chile de Putre a Tierra del Fuego.

Los actores  —que llevarán trajes de obreros del teatro, sobre los cuales vestirán las prendas o portarán la utilería simbólica de los personajes cuando corresponda, ya que cada uno de ellos representará múltiples figurales y animará muñecos y artefactos— contarán la historia manipulando los objetos, instalándolos y trasladándolos con ayuda de los niños cuando sea posible. Se usarán muñecos, actores como muñecos, máscaras y todo el repertorio de objetos mágicos que el teatro ha desarrollado a través de su historia.

He señalado, a veces, algunas acciones, pero, en general, he preferido que éstas sean creadas en el trabajo del texto espectacular lo que, sin duda, será muchísimo más enriquecedor para el montaje.

 

Parte Primera

LA AMBICIÓN DE SIMÓN PESCADOR

Aparece Simón navegando por entre las islas en su panzona barca pescadora.

SIMÓN      Comí’o dejo el curanto

Y voy saliendo pa’l mar;

El viento viene propicio

Mi vela lo acunará.

Toma’o dejo mi mate

Que ya se viene el pleamar;

Las redes viajan dispuestas

A hacer cosecha en la sal.

Seré del mar soberano,

Pescaré sin descansar;

De peces de plata y luna

Voy el mercado a llenar

Y colmaré mis bolsillos

Hasta hacerlos reventar;

Que es la mar interminable

En la riqueza que da.

ARMANDO BAHAMONDE, UN ANCIANO VENERABLE (Desde una isla.)

Que mal lo que haces, Simón:

Desmedida es tu ambición.

Es el mar muy generoso

Y debemos cuidadosos

Cosechar en sus praderas

Con mesura y red austera.

SIMÓN      Esos son cuentos de viejas

Encerradas como almejas,

Que alegan desde su invierno

Contra todo lo moderno.

De pescado a rebosar

Puedo yo mi red llenar

Y a mi barca ya le alcanza

Para  rellenar su panza.

ARMANDO  Chau Dios el mar nos ha dado

Para velar con cuidado

Sabiduría y cordura

Por sus muchas criaturas.

De nuestros padres querencia

A nuestros hijos herencia.

Más un deber que un derecho,

Desde que el mundo fue hecho

El mar nos trajo contento

Con su sabroso alimento.

SIMÓN      Talaré el mar generoso

Y seré rico y famoso.

 

LOS PEQUEÑOS PECES EN LA RED

Déjanos ir adelante

Que tú tienes ya bastante.

Hay pescado suficiente

Para alimentar tu gente.

SIMÓN      Pescado del mar fecundo

Podrá comer todo el mundo,

Igual el rico que el pobre.

Y luego, lo que me sobre,

Venderé a la enlatadora

Y a la gran trituradora,

Que hace harina de pescado

Para vender al mercado.

TODOS LOS PECES DE LA RED

Mira Simón por mañana…

SIMÓN      Yo miro por la ventana

De la gran casa que haré

Con la plata que obtendré

De la venta del pescado

Que ya tengo capturado.

Mañana será otro día

En que tendré una alegría.

LOS PECES AÚN LIBRES

¿Por qué nos sigues con saña

Si tu bodega regaña

De tan cargada que está,

Hasta el tope llena y más?

SIMÓN      Nunca habrá lo bastante

Para mi ambición gigante.

ARMANDO  El mar te mira de tal

Modo que acabarás mal…

SIMÓN      Del viejo mar yo me río…

ARMANDO  Cuidado. En tu desvarío

Podrías perder la vida

SIMÓN      La tengo comprometida

Con la riqueza que augura

Mi industria fuerte y segura.

De entre el mar, que se vuelve cada vez más amenazador, surge un maravilloso lobo marino de pelo dorado. Es el mítico Millalobo, quien con la Huenchula engendró al Pincoy, la Pincoya y la Sirena.

EL MILLALOBO

El Millalobo yo soy

Guardián dorado que voy

Velando por las criaturas

Marinas de esta natura.

¡Ya se acabó mi paciencia!

¡Sufrirás las consecuencias

Si no quieres escuchar

Las voces que te da el mar!

SIMÓN      ¡Aparta lobo dorado

O serás atravesado

Por la punta de mi arpón!

EL MILLALOBO

Ya te perdió tu ambición

Y el canto de la sirena

Tus sentidos enajena.

El Milalobo furioso se hunde en las olas mientras se escucha el canto de la sirena entre una música azul que encanta los oídos, cual si todo el mar se hubiese vuelto son y canto.

Rin de la Sirena

SIRENA     Yo quiero tener amores

Con un marino chilote…

Que coronada de flores

Me haga su esposa en su bote.

Yo quiero tener amores.

Que entre sus brazos un mozo

Me lleve con él por siempre

para que sea mi esposo.

Yo quiero tener amores…

El encantado Simón estrella su barca contra las rocas hundiéndose entre las olas alborotadas. La Sirena coge entre sus brazos el cuerpo inerte de Simón.

SIRENA     Yo quiero tener amores

Con un marino chilote,

Pero mi canto maldito

Ha hundido su recio bote.

Yo no puedo hacer callar

Mi canto de blanca espuma,

Que corre encima del mar

Como una siniestra bruma.

Los cantos, que eran de amor,

En lágrimas se cambiaron

Y lo que serían bodas,

En funeral se trucaron.

CORO DE LOS SERES DEL MAR

(Mientras recogen las perlas que llora la Sirena.)

Fuiste advertido Simón.

Sin embargo, tu ambición,

Obsesa y enceguecida,

Que no respetó la vida,

Terminó contigo en l’hondo

De este oscuro mar de fondo.

Y ahora vendrá a buscarte

Con luces el buque de arte

Y para siempre sin paz

Criado de brujos serás.

 

Aparece fantasmal El Caleuche, el barco iluminado por los fantasmas fosforescentes de los brujos y curiosos de la Recta Provincia.

 

Trastrasera de los Brujos y Curiosos del Caleuche

I ESTROFA

Es el buque de arte

Que aquí navega

Y entre mares vivas

De estrellas

Despliega velas.

Este es el Caleuche

El embrujado

Que transporta brujos

Con almas

De ahogados.

CORO

De fuego cruces,

de fuego cruces,

Porque el Caleuche

Navega

Florí´o en luces.

II ESTROFA

Aquí va al Invunche,

El mensajero,

Y el brujo que vuela

Chaleco

De humano cuero.

No hagas mal a nadie

En este mundo,

Que el Caleuche castiga

Con penas

De mar profundo.

CORO

De fuego cruces,

De fuego cruces,

Porque el Caleuche

Navega

Florí´o en luces.

 

Los fantasmales marinos del Caleuche recogen el cuerpo de Simón desde los brazos de la Sirena y luego se alejan perdiéndose en la niebla del mar mientras escuchamos su canto.

CORO DEL CALEUCHE

Ya nacen diez fieros tornados

De nueve nubadas oscuras.

Son ocho las artes que curan

Los siete cristianos pecados.

Seis números pacta el demonio,

Por cinco heridas de Cristo.

Son cuatro los cielos que he visto

Y tres las virtudes que encomio.

Dos veces vivimos la vida

Y ya una tenemos perdida.

 

 

 

 

 

 

FIN DE LA PRIMERA PARTE

 

 

 

 

 

 

Parte Segunda

EL LABERINTO

José Barría, el carpintero, y Eleazar Barrientos, el buzo, están en el bordemar buscando con la vista húmeda a su amigo Simón.

JOSÉ       Es muy difícil que vuelva

Nuestro compadre Simón.

Han pasado cinco días

Desde que en su embarcación

Puso proa a los canales.

ELEA         Y como era hombre de acción,

Que no le temía a nada,

Encontró su perdición…

JOSÉ         (Después de una pausa en que una imagen se le prsenta)

Elea, estás en lo cierto…

“¡Perdición!” ¡Está perdido,

Perdido en el mar, no muerto!

¡Y nosotros sus amigos

Debemos ir a buscarlo!

ELEA         Buscaremos a Simón

Como buscan los albatros

Desde el cielo hasta las olas

Sobre el agua y más abajo.

JOSÉ         Porque tener un amigo…

ELEA         Porque perderlo es muy malo…

DÚO          Porque tener un amigo

Es conocer el valor

Del silencio y la palabra

Que se extienden sin temor.

Porque ganar un amigo

Es compartir una sombra

Recortada bajo un sol

De globos y mariposas.

Porque perder un amigo

Es el irse de un hermano,

Es el quebrar de un secreto

Que en el aire amaneció.

Empiezan a preparar el bote.

ELEA         Extiende la vela amigo,

Que vamos por los canales

A encontrar al pescador.

JOSÉ         Buscaremos en la espuma,

Consultaremos  oráculos

De las mareas y vientos.

ELEA         Preguntaremos al cielo

Y a la nube pasajera

Con su ligero equipaje.

JOSÉ         Con la ayuda de los vientos

Saldremos del laberinto

Trayéndonos a Simón.

Se extiende el gran mapa de los laberínticos canales del archipiélago chilote. A la entrada del laberinto vemos la barca de José y Eleazar. Habrá que ir avanzando a favor del viento (una maravillosa rueda con algo de molino quijotesco que es puesta de uno u otro lado por los actores según las señales de la rosa de los vientos). La rosa de los vientos es una gran brújula mágica en la cual, por turno, los niños irán señalando la dirección del viento que permitirá avanzar a la barca por el laberinto. La primera dirección que se debe encontrar es la de los Príncipes Cisnes, quienes indicarán la siguiente. Se trata de crear un juego muy participativo en el cual los niños lleven la acción a través de su manipulación de la rosa. Los actores que manejen el molino de los vientos serán payasos atolondrados que, al igual que el viento, cambiarán un poco azarosamente la dirección. Los que ayuden con la rosa de los vientos en tanto harán su tarea con completa seriedad, igual que los niños.

Luego de varios cambios de dirección producidos por la torpeza de los operadores del molino de los vientos, la barca logra llegar hasta el principado de los cisnes. Mientras seguimos viendo la barca en el laberinto, en primer plano se ve el encuentro de José y Eleazar con SSAARR los Príncipes Cisnes Blancos de Cuello Negro.

 

ELEA         Con respeto, saludamos

A los hermosos y albos

Príncipes de esta nación,

De este señorío alado.

PRÍNCIPE   Seáis vosotros bienvenidos

Forasteros de los humano…

JOSÉ         Con vuestra venia, quisiéramos

Preguntar por un hermano,

Por uno de nuestro pueblo

Que se ha perdido pescando.

PRÍNCIPE   Ha llegado a nuestro oído

El rumor de que un naufragio

Ha ocurrido en los canales

Más allá del principado.

PRINCESA  Díjonos una gaviota

Que hasta el tope de pescado

Navegaba un ambicioso

Con su barco atiborrado.

Y que esta carga indebida

Terminó de hundir su barco.

PRÍNCIPE   Aunque también nos han dicho

Que la Sirena y su canto

Le entretejieron las velas

Y terminó naufragando.

PRINCESA  Preguntad a las toninas

Que en sus caprichosos saltos

También siguen los cardúmenes

Por los caminos salados.

ELEA         Muchas gracias, Sus Altezas.

Que prospere el principado.

Volvemos al juego de la rosa de los vientos hasta ubicar la academia de danza de las toninas. Igual que en la ocasión anterior vemos la escena en dos planos.

LA SEÑORA DELFINÉ COUSTEAU, PROFESORA DE DANZA (Llamada antes Delfinovna Bolshoianova)

(Dirigiendo la clase de las regordetas señoritas Toninas)

¡Plié, plié, saut et plié!

Un, deux, trois, quatre.

¡Plié, plié, saut et plié!

Un, deux, trois, quatre.

LAS REGORDETAS SEÑORITAS TONINAS

Somos, somos las toninas

Las mejores bailarinas

Del océano austral.

Somos, somos, las toninas,

Las coquetas bailarinas

Del chilote bordemar.

Somos, somos las toninas

Las preciosas saltarinas

De la espuma y de la sal.

ELEA         Con su permiso maestra

Le queremos preguntar

Por un amigo perdido

LAS REGORDETAS SEÑORITAS TONINAS

(Hablando todas a la vez)

¡Perdido!… ¡Un náufrago!… ¡Un fugitivo quizás…! ¡Qué romántico! ¿Es lindo? ¿Es joven? ¿Soltero? ¿Tiene novia? ¿Cómo es? ¿Desde cuándo está perdido?

LA PROFESORA

¡Silence! ¡Silence! ¡Mademoiselles, silence! ¿Quién se ha perdidó? ¿Un amigó?

JOSÉ         Sí. Nuestro amigo Simón.

LAS REGORDETAS SEÑORITAS TONINAS

(Todas a la vez.)

¡Qué pena! ¡Simón! ¡Sí claro!

¡Simón! ¡Sí, claro! ¡Qué pena!

¡Qué pena! ¡No hay esperanza!

Se lo llevó la Sirena.

Y luego lo dio a los brujos

Del Caleuche, buque de arte,

Que en este caso resulta

Lo mismo que condenarte.

Y ahora navega lejos

Por incógnitas estelas

Encendiendo fuegos fatuos

En las jarcias y en las velas.

JOSÉ         ¿Y no podéis dar el rumbo

Que ha cogido el buque de arte?

LAS REGORDETAS SEÑORITAS TONINAS

¿Quién lo sabe? ¿Rumbo sur?

¿Rumbo norte? ¿Quién lo sabe?

¿Quién lo sabe? ¿Al oriente?

¿O al poniente? ¿Quién lo sabe?

LA PROFESORA

Perdons, monsieur,

Allez, allez, mademoiselles,

Retournes a la classe…

ELEA         Muchás graciás y perdonenós y… adiós.

LA PROFESORA

¡Plié, plié, saut et plié!

Un, deux, trois, quatre.

¡Plié, plié, saut et plié!

Un, deux, trois, quatre.

Siguen navegando. La Rosa de los Vientos les va marcando el camino a seguir por el laberinto.

JOSÉ         Esperemos que nos hablen

Los misteriosos caminos

De agua verde y blanca espuma

Que forman el laberinto.

Que no siempre es el final

Lo importante, sino el paso

Que se sigue al anterior

Y que precede al siguiente,

Porque el futuro no existe

Si no se hace presente.

Vienen lentas las medusas como las faldas de fiesta de las princesas perdidas.

ELEA         ¡Cuidado con las medusas!

JOSÉ         Las vi ya ¡Leves del agua

Medusas! ¡Hey, señoritas

Transparentes, fantasmales!

¿Habéis visto un pescador

Perdido en estos canales

Con su gordo chalupón?

Las medusas pasan, mudas sombras de agua.

ELEA         Si la culebra el veneno

Lo inyecta con sus colmillos;

Si en el color de la seta

Está el veneno escondido;

Si lleva ya preparado

Gente en su lengua veneno;

En las medusas van juntos

El silencio y la belleza,

La belleza y el veneno,

El veneno y el silencio.

Continúan navegando. Se cruzan con un caballito de mar.

JOSÉ         Sin patas va galopando

Por el agua el caballito

Y sin alas va volando

La imagen misma del mito.

ELEA         Acércate a nuestro lado,

Que noticias de un perdido

Queremos, desesperados,

Averiguar ahora mismo.

CABALLITO

¿A un ambicioso buscáis?

JOSÉ         Parece  —y lo sentimos—

Que ambicioso a reventar

Era nuestro buen amigo…

CABALLITO

Buscáis mal ¿Decidme ahora

Se hunde o no lo pesado?

ELEA         Se hunde sin duda alguna.

CABALLITO

Entonces oteáis en vano

La superficie del mar.

Si queréis de los arcanos

Secretos del mar profundo

Rescatar a vuestro amigo

Es necesario llevar

El valor siempre consigo.

Porque, si queréis hallarlo,

Deberéis ir hasta el fondo,

Que la verdad se construye

Hundiéndose en lo más hondo,

Para luego resurgir

Desde el abismo del miedo

A la luz deslumbradora

De nuestros prístinos cielos.

Buscar verdades o amigos

Es manotear en lo oscuro,

Sin nunca saber de cierto,

Sin tener nada seguro.

Buscar verdades o amigos

Es arriesgar el pellejo,

Es, sin desmayar, seguir

Caminos nuevos y viejos,

Y saber que es más probable

Fracasar con gran tristeza,

Que lograr lo que queremos

En nuestras vanas empresas.

Con un gracioso chapuzón que los empapa, el caballito continúa lento y maravilloso su galopar por las olas.

ELEA         (Admirado. Mirando como el caballito se aleja.)

Lo sabio no tiene forma

¿Tiene patas la verdad?

¿Pluma o cola la belleza?

¿Tiene nariz la justicia?

¿Carrillos tiene lo bueno?

¿Tiene dientes la razón?

JOSÉ         Lo sabio bien puede ser,

Y ha quedado demostrado

En este caso presente,

Caballo que no galopa.

ELEA         Puede también que sea

La frase que no se dijo,

El ojo que no se abrió,

La cuadratura del círculo.

Y ahora hay que prepararse

Para seguir el consejo

Del caballito de mar.

Ayúdame que me pongo

Ahora mismo la escafandra

Para buscar en lo hondo

Del mar a nuestro compadre.

José ayuda a Eleazar con su escafandra y luego hace girar el volante que da aire al buzo. Éste va hundiéndose lentamente hasta llegar al lecho marino[1].

 

 

 

 

 

 

 

 

FIN DE LA SEGUNDA PARTE

 

 

 

 

 

 

 

Parte tercera

EL SENADO DE LO PROFUNDO

El Senado de lo profundo está formado por el Honorable señor Gran Choromytilus Chorus, Presidente; el Honorable señor Octopus Vulgaris, Secretario; y los Honorables Senadores: señora Ostrea Chilensis, señor Concholepas Concholepas, señor Loxechinus Albus y señor Megabalanus Psittacus.

HH PRESIDENTE SEÑOR GRAN CHOROMYTILUS CHORUS, EN ADELANTE EL CHORO

En nombre de la mar, se abre la sesión

Del día de hoy, solemne. Se ofrece la palabra.

Pide la palabra el Honorable señor Octopus Vulgaris, Secretario, que como ustedes habrán comprendido es un pulpo al que sus amigos llaman Pulpín.

CHORO      Bien. Tiene la palabra el señor secretario.

PULPÍN      Muchas gracias señor. Yo quisiera leer

La importante misiva que hoy nos ha enviado

Su Alteza Real la Jaiba Coronata.

CHORO      Honorable señor, ya tiene nuestra venia.

PULPÍN      (Leyendo un macrocystis, que entenderán que es una especie de papiro hecho de alga.)

Es esto lo que dice nuestra querida Alteza:

“Altísimo cenáculo, senado

Del mar. Esta misiva quiere ser

Una voz que promueva el defender

A los seres del mar, amenazados

Por los hombres, que sin se precaver,

Arrasan sin piedad con lo creado,

Dejando los océanos vaciados

De aquellos que debían proteger.

Primero asesinaron las ballenas

Con despiadados barcos arponeros

Y luego otras especies extinguieron

Dejando sólo sal, agua y arena.

Que se una todo el mar y, con razones,

Tratemos de mudar sus corazones.

Su Majestad la Jaiba la Reina Coronata.”

Todos hacen sesudos y aprobatorios comentarios.

ERIZO       (El señor Loxechinus Albus, of course.)

Con los hombres no hay razones.

Yo opino que hay que pelear:

Armar nuestros batallones

Y obligarlos a escapar.

Que los piquen las medusas

Con veneno de alacrán;

Que les muerdan los tiburones;

Les ahogue el calamar.

PICOROCO (Es más difícil saber que es éste el señor Megabalanus Psittacus.)

Estoy de acuerdo contigo.

Mas, debemos encontrar

La fórmula inteligente,

Que nos pueda asegurar

El vencer en la batalla

Por nuestra vida en el mar.

OSTRA      (Quien ya adivinaron es la pomposa señora Ostrea Chilensis.)

Apelemos a razones

Y quien menos y quien más

Haga entender a los hombres

Que no nos debe matar.

Que si nos mata él muere

Y que nunca más tendrán

Un planeta azul y puro

Para vivir y soñar.

Elea viene llegando en su escafandra amarilla y sus zapatos de plomo, en un muy mal momento, evidentemente.

PULPO      ¡Se acerca hasta aquí un intruso!

CHORO      ¡Quién se atreve a profanar

El hemiciclo solemne

Del Senado de la Mar!

PULPO       ¡Es un hombre! ¡Qué descaro!

¡Yo lo voy a estrangular!

ERIZO       ¡Yo lo pincho!

LOCO        (Quien no puede ser sino el señor Concholepas Concholepas)

¡Y yo lo ahogo!

OSTRA      ¡Yo le corto el respirar!

ELEA         ¡Escúchenme, por favor!

CHORO      ¡Insolente, tú a callar!

ELEA         Sólo una palabrita…

PICOROCO ¿No eres tú Eleazar, el buzo?

ELEA         Yo soy el buzo Eleazar.

PICOROCO Déjenlo hablar. Lo conozco.

Es un buen hombre del mar.

No hace daño sin motivo

Y es respetuoso al bucear.

CHORO      Muy bien. Que hable.

PULPO                                              Que cuente

Lo que tenga que contar.

ELEA         Con el respeto debido

A tan augusto senado,

Yo quisiera averiguar

Por Simón el del pescado.

Murmullos de desaprobación.

Somos, José y quien les habla,

Su servidor, Eleazar,

Sus amigos y compadres.

Y en nombre de esa amistad

Hemos venido a buscarlo

Hasta el fondo de la mar.

OSTRA      Nada podemos hacer.

LOCO                Quiso ser dueño es esclavo…

ERIZO       Quiso ser rico es criado…

PICOROCO …Y nada le hará volver.

OSTRA      Se lo ha llevado el Caleuche

Por la noche fantasmal,

Y cuando coge una presa

Ya no la suelta jamás.

ELEA         Pero algo se podrá hacer…

ERIZO       ¿Por qué habríamos de hacerlo…?

ELEA         Tan solo por amistad.

LOCO                Es tu amigo, nuestro no es…

ELEA         Pero, si tenéis un amigo,

Bien me podéis comprender.

El senado delibera en secreto hablando fondano, lengua que yo no conozco y por tanto no podré transcribiros. Lo que si puedo relatarlos es que, en medio de la discusión que llega a temperar las heladas aguas del fondo, los senadores se juntan y separan en una coreografía irregular, asimétrica y misteriosamente bella, hasta que, al parecer, logran un acuerdo.

CHORO      Secretario, dé lectura

A este fallo inapelable.

PULPÍN      Hoy, en el fondo del mar,

Reunido el respetable

Gran senado de los seres,

Ha resuelto imperturbable

Lo que en razón y en derecho

Le parece razonable:

LOCO                Por razón de la amistad

Es el pedido aceptable,

Que este cariño de amigos

Nos pareció muy notable.

OSTRA      Venir al fondo del mar

Por un amigo es loable.

Pero tendrán que seguir

Con rigor las instrucciones,

Que en este mismo momento

Oirán sin condiciones.

PICOROCO Serán guiados primero

Por un amigo especial

Tú y José, el carpintero,

Al Caleuche fantasmal,

El temible buque de arte.

Y estando a bordo tendrán

Que obtener el Revisorio,

El espejo que dirá

El futuro y sus enigmas

La bondad y la maldad.

ERIZO       Y luego, teniendo pruebas

De que Simón no será

Nunca más depredador,

Quizás los brujos acepten

Liberarlo de prisión.

CHORO      Habló ya el gran senado

Sea el fallo respetado.

PULPÍN      Yo seré el guía que raudo

En negra tinta velados

Os guiará hasta el Caleuche,

De brujos, barco encantado.

OSTRA      No tengáis ningún temor

Por encontraros perdidos,

Que en el buscar hay momentos

Que no se sabe el camino.

LOCO                Que tengan suerte, valientes

Y vuelvan con vuestro amigo.

Pulpín coge a Eleazar de la mano y lo lleva hasta José. Luego, cogiendo también a éste, lanza una espesa nube de tinta en la que los tres desaparecen. La nube va disolviéndose lentamente mientras se escucha el coro del Caleuche y el barco fantasma aparece florido en luces recorriendo el espacio, cual si lo viéramos desde el fondo del océano. Quizás puedan iluminarse las estrellas de mar cuando el buque de arte hace su entrada. Tal vez también puedan acompañarlo en su danza silente las medusas. Tal vez…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

FIN DE LA TERCERA PARTE

 

 

 

Cuarta parte

EL REVISORIO

CORO DEL CALEUCHE

Ya nacen diez fieros tornados

De nueve nubadas oscuras.

Son ocho las artes que curan

Los siete cristianos pecados.

Seis números pacta el demonio,

Por cinco heridas de Cristo.

Son cuatro los cielos que he visto

Y tres las virtudes que encomio.

Dos veces vivimos la vida

Y ya una tenemos perdida.

PULPÍN      (A Eleazar y José.)

Llamad al contramaestre

Del Caleuche fantasmal,

Que es el Imbunche Mayor.

No debéis jamás mostrar

Sorpresa, espanto o temor

Ante su deformidad,

Pues si se enfada este engendro

Mejor sería arrancar.

ELEA         ¡Imbunche contramaestre

Del Caleuche, buque de arte!

LOS TRES  ¡Imbunche contramaestre

Del Caleuche, buque de arte!

El Imbunche aparece por la borda del Caleuche. Es el servidor mayor de los brujos y quien tiene el cuidado de sus posesiones y tesoros. Una pierna lleva pegada al espinazo y hacia atrás mira su rostro de nariz quebrada. Tuerto, entresacados los dientes, los pelos ralos sobre la semi calva, llena de tutumas y cototos. La piel, escamosa, gelatinosa y verde; largas y corvas las uñas.

IMBUNCHE ¡Qué voces llaman a coro!

¡Qué queréis torpes mortales!

¡No sabéis que es peligroso

Acercarse al buque de arte!

JOSÉ         (Disimulando su miedo.)

Queremos que tú nos muestres

A Simón, que hasta estas partes

Ocultas del mar venimos

Por amistad a buscarle.

IMBUNCHE ¡No puedo que está prohibido

El mostrar los prisioneros!

PULPÍN:     Señor Imbunche,        el Senado

Del Mar, considerando

Que han hecho un gran sacrificio

Para buscar a su amigo,

Me ha enviado, mensajero,

Para que hable por ellos.

IMBUNCHE En ese caso, esperad,

Que llamaré al Presidente,

Haciendo una excepción

En ese caso presente,

Porque debemos guardar

Diplomacia diligente

Con el Senado del Mar.

¡Buscan, señor Presidente!

El Caleuche se abre para dejar ver la corte de los brujos de la Recta Provincia, mientras suena con rabel, acordeón, guitarra, bombo y cacharaina el Rin de la Corte. En el centro de ésta, majestuoso, se ve al Brujo Primero, Presidente de la Recta Provincia Austral.

ELEA         Humildemente pedimos

A ti, Gran Brujo, el Primero

De la Austral Recta Provincia,

Que nos des tu prisionero,

Nuestro amigo el pescador

Que se hundió con su velero.

PRESIDENTE

¿Y por qué se hundió, lo sabéis?

JOSÉ         Por oír con embeleso

El canto de la Sirena.

PRESIDENTE

¿Y qué hacía él tan lejos

De su aldea?

JOSÉ                                Iba pescando

Con su marino aparejo.

PRESIDENTE

La verdad no me decís.

No se hundió por embeleso

Del canto de la Sirena.

Por ambicioso, el muy necio

Se aventuró en los prohibidos

Canales, y el canto bello

Que lo perdió, fue producto

De aquel ambicioso empeño

¿Es verdad o me equivoco?

ELEA         Así es: lo reconocemos

PRESIDENTE

¡Cargado con sus cadenas

Traed aquí al prisionero!

Traen a Simón encadenado con los grilletes de la ambición.

Entonces por ambicioso

Castigamos le tenemos.

Y es sólo el comienzo, porque

Otros cargos ya le hacemos

Que le acusan fuertemente

De depredar el ambiente.

¿Qué podéis decir a eso?

JOSÉ         Que aunque a él le falte el seso,

Siempre somos sus amigos.

ELEA         Cambiará. Lo hemos jurado

En su nombre y en el nuestro.

JOSÉ         Y él lo hará siendo conciente

De que el mar ha depredado.

PRESIDENTE

El problema es el siguiente:

Si Simón es liberado

¿Seguirá depredador

O será él diferente?

La corte discute con encontradas opiniones. En fondano, el que ya sabéis, yo no domino.

Cuando el asunto es dudoso

Al espejo hay que acudir

Al Revisorio famoso

Reflejo del porvenir.

En el fondo de los tiempos

Este espejo hizo Merlín,

Un mago de la Angla Terra,

Una país en el confín,

Para adivinarlo todo

Desde el comienzo hasta el fin.

A sus ayudantes.

Ustedes muy cuidadosos

Traed aquel cristal puro

Y miremos cautelosos

Que nos depara el futuro.

Traen el mágico espejo, el Revisorio, envuelto en un halo de misterio y comienzan a pasearlo ceremonialmente frente a los niños.

¿Qué veis en su luna pura?

Los ayudantes brujeriles ayudados por los niños que se reflejan efectivamente en el Revisorio responden: “Niños, niños, sólo vemos niños, etc.”

¿Niños? ¿Estáis seguros?

Todos asienten con gran firmeza.

Entonces quiere decir

Que hay, para el mar, futuro.

Y si hay futuro en el mar,

Hay futuro en el planeta,

Que viajará azul y vivo

Entre estrellas y cometas.

 

Las cadenas de Simón caen y todos, público incluido, celebran el

 

 

Coro Final

                   Soñad con archipiélagos australes,

Donde nacen y crecen las ballenas,

Los más suaves y azules animales.

Donde cantan heridas las sirenas.

Venid a ser minúsculas arenas;

A ser silentes hielos ancestrales;

A ser viento, granizo y encadena

Tu alma a la transparencia de glaciares,

Que aún guardan en sus ojos sorprendidos

Del mamut, el pastar; del pejerrey,

Luz súbita; del ave arcaica, el nido;

De la tortuga el viso del carey;

Y el relámpago breve de aquel hombre

Que indicó cada cosa con un nombre.

 

 

 

 

 

FIN

DE

KALLFÜ CHAW ÑI ÜL

[1] El autor se avergüenza en decir lo siguiente, pero alguien puede pensar ¿Cómo se puede hacer en el teatro para que un buzo parezca hundiéndose en las aguas del mar? Una solución barata, entre muchas, es elevar de a poco (trepando por una escalera, jalando desde un andamio, usando una parrilla,…) un listón, en el que van pegados la barca con José en su interior desde la que sale la manguera con el aire que se conecta a la escafandra de Eleazar y una tela que representa el fondo del mar. La luz irá atenuándose y volviéndose más verde azulada a medida que el buzo desciende. Junto a esto puede plantearse la escena en un primer plano con Eleazar representado por un actor y criaturas marinas navegando entre aguas. Pero esta descripción es superflua: los teatristas, con su oficio milenario a las espaldas, saben de esto mucho más que nosotros, simples trazadores de signos negros sobre planas blancas.

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